Para que entiendas cómo conservar el vino tinto de forma correcta es importante que comprendas cuál es el proceso de formación de esta bebida tan popular en España. Los diferentes componentes del mosto, el zumo de la uva, son transformados en vino en un proceso bioquímico en el que intervienen diferentes tipos de levaduras. Todo esto se desarrolla en ambientes controlados dentro de una bodega, en condiciones que no tendrás en tu casa de forma habitual.
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Consejos para conservar el vino correctamente
Una vez ya tengas el vino es importante que tengas en cuenta que se trata de un producto que debe contar con las condiciones adecuadas. Debe estar guardado en un ambiente frío, con temperaturas constantes de entre 8 y 15 grados. Guardarlo a temperatura ambiente no es una buena idea, especialmente si te encuentras en lugares cálidos que puedan superar los 20 grados.
Sin embargo, tampoco es aconsejable que esté demasiado frío. En el caso del vino tinto, esto provocará que pierda los matices de su aroma y, por tanto, su calidad será inferior. Si tienes que elegir, lo mejor es que optes por el vino frío. Su conservación será más óptima y, si lo sacas un poco antes de servirlo, subirá un par de grados y estará en las mejores condiciones de consumo.
Ambiente oscuro y sin ruido
Algunas opciones son los trasteros subterráneos, los patios interiores o aquellos armarios que no tengan contacto con el exterior. Lo importante es que la temperatura sea constante.
Botellas en posición horizontal
Debes colocar las botellas en posición horizontal, ya que conseguirás mantener el corcho en contacto con el vino y, por tanto, húmedo. Debes evitar que se seque, pierda volumen o entre oxígeno en la botella, ya que esto provocaría una pérdida de sabor.
No debe tener contacto con la luz directamente
En ninguna circunstancia debes permitir que el vino tenga contacto directo con la luz. Esto provocaría que se oxidara, lo que afectaría tanto a su sabor como a su coloración.
La mejor estrategia de conservación del vino una vez abierto
El vino tinto es uno de los más delicados con respecto a la conservación, incluso más que el rosado o el blanco. Una vez abierto, debes seguir con el mismo procedimiento, mantener una temperatura adecuada y evitar que el contenido de la botella quede expuesto al oxígeno.
La única diferencia es que, una vez esté abierta la botella, la vida del vino solo se prolongará unos cuantos días más. Un tinto que está abierto, dependiendo de su madurez, durará entre cinco o seis días más. Los principales enemigos con los que te encontrarás, en este aspecto, son los mismos que cuando está cerrado.
Mantenerlo en la nevera
El vino tinto es uno de los más delicados en cuanto a temperatura. Por eso, una vez esté abierto, deberás guardarlo en la nevera. Mejorará su vida útil y conservará mejor sus propiedades.
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El oxígeno no durará mucho
Una vez esté abierta la botella, ten claro que empezará a oxidarse al cabo de uno o dos días. Esto provocará que el sabor se estropee. Para mejorar su conservación, es recomendable que utilices un corcho especial equipado con un sistema que te permitirá extraer el oxígeno.
Guardarla en posición vertical
Pese a que, si las botellas están cerradas es mejor conservarlas de forma horizontal, una vez abiertas será preferible optar por la posición vertical, ya que se reducirá el contacto del vino con el corcho. Esto permitirá minimizar la superficie que está en contacto con el oxígeno.
Como conclusión, aprovechar todas las propiedades y el sabor que te ofrece el vino tinto requiere que sigas los cuidados y los procesos adecuados, tanto cuando
